El control de velocidad crucero es capaz de reducir en un 20% las muertes en todos los tipos de accidentes de tráfico, ¿lo sabías?
Y es que a tecnología está evolucionando mucho, incorporando sistemas en los vehículos que les permitan actuar de forma autónoma en determinadas situaciones y garantizar la seguridad de los conductores como este sistema de control de velocidad crucero. Tal es su importancia, que el Parlamento Europeo obligará por ley, a partir de 2022, a que todos los turismos y camiones de nueva homologación dispongan de este sistema, también conocido como AIV (Adaptación Inteligente de la Velocidad).
Pero, ¿qué es esta tecnología y por qué es tan importante? Desde LeasePlan te damos toda la información para que no te pierdas ni un solo detalle.
El controlador de velocidad de crucero: qué es y cómo se utiliza
El control de crucero es un sistema que permite que el coche mantenga, de forma autónoma, una velocidad constante. El conductor la deja prefijada y el vehículo acelera o frena solo sin tener que pisar ningún pedal. Esta tecnología no solo facilita la conducción haciéndola más segura y cómoda, sino que ayuda a evitar multas por excesos de velocidad, y también ahorra combustible.
Además, su funcionamiento es sencillo. Con el vehículo en marcha, el conductor puede establecer una velocidad límite (siempre por encima de los 30 km/hora) desde el volante o cuadro de mandos. Una vez el controlador de velocidad de crucero está activado, se puede modificar, pausar o cancelar, dependiendo de las necesidades del viaje.
Para anularlo y recuperar el control de los pedales, depende del tipo de coche: En los modelos manuales, hay que pisar el freno o el embrague. Mientras que, para los automáticos, bastará con tocar el freno. Si se quiere acelerar, al pisar el pedal el sistema cederá el control al conductor, y al soltar el acelerador, volverá a recuperar la velocidad prefijada automáticamente.
Tipos de control de velocidad de crucero
Existen diferentes tipos de controles de velocidad en el mercado, por lo que es importante conocerlos todos para saber cuál nos conviene más:
- Limitador de velocidad. Casi todos los vehículos modernos que incluyen el control de velocidad de crucero, cuentan con este limitador de velocidad.
La mayor diferencia es que éste no mantiene la velocidad, sino que evita que el coche supere la velocidad elegida. De forma automática, el sistema anula la acción del acelerador al alcanzar “x” Km/h, y por mucho que pises el pedal será imposible ir más rápido. Si te encuentras en una situación comprometida, puedes desactivar esta función pisando a fondo el acelerador.
- Control de velocidad de crucero. La función principal del control de crucero es la de mantener la velocidad de forma constante sin que el conductor toque el acelerador. En este caso, el sistema detecta la velocidad y toma “el control” para acelerar según sea necesario en cada momento.
Para evitar accidentes, en el momento en el que el conductor frena, toca el embrague o pisa el acelerador, este sistema deja de funcionar, para que el conductor tome el control total del vehículo.
- Control de velocidad de crucero adaptativo. A día de hoy, este sistema es el más popular por su comodidad. A través de sensores (láser o radar) detecta la distancia de seguridad con el coche que nos precede, y frena automáticamente para evitar una colisión. Durante todo el trayecto seguirá manteniendo esa distancia de seguridad, previamente fijada por el conductor.
¿Cuándo usar el control de crucero y cuándo no?
Aunque el controlador de velocidad de crucero es una tecnología que nos hace más cómoda la conducción, es importante saber en qué circunstancias es mejor utilizarla o no:
Cuándo utilizar el control de crucero:
- Con una buena visibilidad. Es decir, siempre preferiblemente de día y en cuando haya sol, evitando la lluvia y la niebla.
- Vías con poco tráfico. Es mucho más seguro activar el control de velocidad en vías amplias y rápidas (como autopistas y autovías), cuando hay poco tráfico. En este caso, contamos con mayor seguridad, ya que no necesitamos estar desactivando y volviendo a activar el sistema por los parones.
- Fijar siempre velocidades responsables. Aunque el límite máximo de la carretera sea 120 km/h, es importante fijar una velocidad no muy excesiva, ya que al ir tan rápido, el tiempo de actuación en caso de querer desactivarlo es mucho más corto y menos seguro.
Cuándo no utilizar el control de crucero:
- En carreteras estrechas y con curvas. Si conducimos por este tipo de vía, como carreteras de montaña, vamos acelerando y frenando todo el rato, por lo que activar el sistema no tiene sentido. Además, se cuenta con una visibilidad más reducida.
- En ciudad y con tráfico denso. Cuando vas por la ciudad tienes que estar pendiente todo el rato de parar, acelerar, cambiar de carril o de los peatones que cruzan. Por eso, al no contar con una velocidad constante, no tiene sentido que se use este control de la velocidad. Lo mismo ocurre al conducir en situación de atasco, ya que los cambios de ritmo son frecuentes y, por lo tanto, para el conductor es más cómodo tener el control completo del vehículo.
- Con condiciones meteorológicas adversas. Con lluvia, niebla o nieve siempre hay menos visibilidad y los neumáticos tienen menos agarre. Por lo que, por seguridad, es mejor tener el control total del vehículo.
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