¿Y si muchos de los consejos que has oído acerca de la conducción eficiente fuesen incorrectos? Y lo que es peor…
¿Y si algunas de esas “técnicas” pudiesen generar averías graves en tu coche?
Imagino que sería algo que querrías saber, ¿verdad?
No te preocupes porque en el artículo de hoy, vamos a hacer una revisión completa de todos esos mitos de la conducción eficiente.
Si quieres conocer toda la verdad sobre la conducción eficiente lee nuestra súper guía al respecto.
Conducir con la marcha más larga posible
En principio, la recomendación de utilizar marchas largas siempre que sea posible es un buen consejo que posibilita la reducción del consumo de combustible. De hecho, dependiendo de la potencia del motor es posible conseguir un ahorro de entre el 10% y el 20% de combustible. Sin duda, se trata de una diferencia sustancial que puede influir mucho en nuestro bolsillo.
Ahora bien, existen ciertos límites que no deben sobrepasarse o, de lo contrario, terminarás consumiendo mucho más combustible del necesario e incluso dañando gravemente la mecánica del motor.
En primer lugar, debes tener en cuenta que un coche de gasolina jamás debería circular por debajo de las 1.500 revoluciones por minuto. En el caso de los motores diesel, éstos no deberían rodar a menos de 1.200 rpm.
En caso contrario, lo más probable es te veas obligado a pisar a fondo el acelerador para evitar que el motor se ahogue. Hacer eso supondrá un mayor consumo del combustible que el apropiado para esas circunstancias. Además, ni si quiera se estará desarrollando la potencia necesaria.
En definitiva, se estará utilizando una relación de marchas inadecuada al régimen de giro de motor y las circunstancias de conducción concretas.
Las consecuencias más graves pueden incluir averías graves en el motor, entre las que destacan la rotura de la culata o de la biela, el desgaste prematuro de los cilindros o la obstrucción de los filtros antipartículas.
Puedes leer más sobre todas las averías causadas por una mala conducción eficiente aquí.
Bajar las ventanillas y apagar el aire acondicionado
De nuevo aquí se ha producido una tergiversación de la realidad. Es cierto que el aire acondicionado supone un cierto consumo energético; sin embargo, éste es mucho más reducido de lo que se cree popularmente.
De media, el consumo de combustible por kilómetro recorrido con el aire acondicionado activado apenas supone un incremento de 0,1 céntimos; o lo que es lo mismo, 1 euro por cada 1.000 kilómetros.
Por su parte, circular con las ventanillas bajadas implica una serie de aspectos negativos que afectan a la experiencia de la conducción.
- Por regla general, circular con las ventanillas bajadas implica que entre una mayor cantidad de suciedad en el coche, especialmente en un entorno urbano. Además, siempre existe la posibilidad de que algún insecto acceda al interior del vehículo causando molestias durante la conducción.
- Por otra parte, el ruido que se genera con las ventanillas bajadas y circulando a alta velocidad puede llegar a ser ensordecedor. Desde luego, no es nada comparable con el sonido causado por el sistema de aire acondicionado.
- Finalmente, se suele sugerir que llevar las ventanillas bajadas a alta velocidad afecta a la aerodinámica del coche, el cual se ve obligado a superar una mayor resistencia del aire. Esto es cierto. No obstante, y para ser completamente justos, hay que reconocer que el impacto sobre el rendimiento de un turismo en bastante bajo.
En definitiva, circular con las ventanillas bajadas no supone un ahorro energético significativo. Es más, en el momento en que se alcanza cierta velocidad, dicho ahorro se anula por el efecto de la resistencia del aire y el sobreesfuerzo que debe realizar el motor.
Por el contrario, utilizar el aire acondicionado, no sólo implica un aumento del consumo totalmente insignificante, sino que incrementa sustancialmente la comodidad de la conducción, lo cual también resulta fundamental para garantizar la seguridad de todos los ocupantes del vehículo.
Poner el punto muerto en las bajadas
Probablemente, éste sea uno de los grandes mitos de todos los tiempos en lo que se refiere a la conducción eficiente. De forma equivocada, mucha gente cree que poner la caja de cambios en punto muerto mientras se baja por una pendiente es la mejor manera de ahorrar combustible.
En punto muerto, el motor necesita de cierta inyección de gasolina para seguir girando. De lo contrario se calaría. A esto se lo conoce como ralentí. Concretamente, el consumo medio ronda los 1,5 litros por kilómetro.
Sin embargo, si circulamos con una marcha engranada a una velocidad superior a los 20 kilómetros por hora y sin acelerar, no se inyecta ni una gota de combustible. Esto se debe a que el motor sigue girando gracias a la transmisión del movimiento de los neumáticos, beneficiado por la inercia acumulada del vehículo.
Esto tiene lugar siempre y cuando la centralita del vehículo no detecte riesgo de calado, es decir, siempre que el motor esté girando a más de 1.000 rpm. En circunstancias normales, bajar por una pendiente con una marcha metida -especialmente, una marcha elevada-, no debería ser ningún problema. En todo caso, es posible que la velocidad se reduzca ligeramente por el efecto del freno motor. No obstante, esto sólo tendrá lugar en los casos en los que previamente estemos circulando a una velocidad considerablemente elevada.
En conclusión:
Sea como fuere, la conclusión final es que bajar una pendiente en punto muerto sí genera un consumo de combustible, mientras que con una marcha engranada, el consumo es nulo. Ni si quiera en los antiguos modelos de carburación, en los que la inyección de combustible no se detenía, se consumía menos en punto muerto que con una marcha engranada. Sencillamente, se trata de un mito sin fundamento alguno.
Calentar el motor antes de salir.
Los antiguos motores con carburador sí requerían que se encendiera el motor algunos minutos antes de iniciar la marcha, con el propósito de que el aceite lubricara las distintas piezas del motor. En la actualidad, sin embargo, los motores de inyección permiten una salida inmediata.
Es cierto que los motores diesel pueden necesitar de unos breves segundos antes de alcanzar el nivel óptimo de lubricación pero, por lo demás, la fase de calentamiento ha de realizarse con el vehículo en movimiento y durante los primeros metros recorridos.