El cambio hacia una movilidad sostenible ya es una realidad dentro del mundo de la automoción, especialmente con la presencia cada vez más alta de modelos ECO que cuidan del planeta. A esto se le suman otras opciones de carburantes, que sustituyen completa o parcialmente a la gasolina o el diésel.
En LeasePlan hemos recopilado los cinco combustibles alternativos para coches más presentes en la actualidad, así como sus características y ventajas, que los convierten en opciones perfectas para construir un futuro más limpio.
1. La electricidad, la opción más conocida
Hoy en día las principales marcas del mercado ya cuentan con modelos eléctricos que incluyen la última tecnología, dotando a estos coches de cada vez mayor autonomía. En sus diferentes versiones (eléctrico puro o híbrido enchufable), estos vehículos son capaces de almacenar la energía necesaria para viajar.
Lo mejor de este combustible es que te asegura que no generarás ningún tipo de contaminación, aunque manteniendo toda la eficacia y la potencia en la conducción. Por algo, el número de adquisiciones de modelos eléctricos ha aumentado un 31,6% en el primer semestre del 2022 en toda Europa, hasta alcanzar las 647.479 unidades.
2. Hidrógeno, el futuro de la movilidad
Una de las opciones que cada vez da más de que hablar es el coche de hidrógeno. A partir del proceso de dividir el agua en oxígeno (O) e hidrógeno (H2) se crea un material totalmente limpio, que se integra en los vehículos a través de una pila de combustible de hidrógeno.
A pesar de la gran autonomía que da este combustible, su presencia no es tan alta debido a que cuenta con dos grandes hándicaps: un coste de producción muy alto, ya que se necesita mucha energía para producirse, y ausencia de estaciones de carga.
3. El gas natural, otra de las principales alternativas
Al considerarse un combustible fósil, obtenido del espacio entre las cortezas terrestres, las emisiones contaminantes del gas natural son muy reducidas. En este caso, contamos con tres variables de gas natural:
- El Gas Natural Comprimido (GNC): El uso de este tipo de combustible emite un 30% menos de CO2, y un 65% menos de monóxido de carbono frente a la gasolina. Esto se debe a su composición, formada en su mayor parte de metano, dióxido de carbono, nitrógeno e hidrocarburos. Una de sus mayores ventajas es que es uno de los combustibles más económicos (junto a la electricidad), aunque actualmente hay muy pocos surtidores disponibles.
- El Gas Natural Licuado (GNL): A diferencia del anterior, el GNL es metano procesado en forma líquida, únicamente para usarse como combustible en los vehículos. Además de reducir las emisiones, es mucho más abundante y accesible, aunque hasta el momento está muy enfocado a vehículos industriales.
- Gas Licuado del Petróleo (GLP): Este combustible se obtiene a partir de la mezcla de propano y butano, derivados del proceso de refinación del petróleo. Se da en formato líquido ya que facilita mucho su transporte y uso para la automoción.
4. Los biocarburantes líquidos o gaseosos
Este tipo de combustibles alternativos destacan por obtenerse tanto de forma líquida como gaseosa. Todos ellos se consiguen al procesar y reciclar deshechos y residuos de origen animal y vegetal. Por lo tanto, permite reciclaje de materias, que ya no sirven para su función inicial, para usarlas en la movilidad. En este campo, encontramos tres tipos de carburantes:
- El bioetanol: Este combustible, generado a partir de materias primas como el maíz, el trigo y la caña de azúcar, es uno de los medios alternativos más usados. Esto se debe a que, además de su facilidad para producirse en abundancia, genera un 90% menos de gases contaminantes.
- El biodiésel: Su origen tiene lugar a través de una mezcla de sustancias orgánicas, extraídas principalmente de la soja, el girasol y la colza. Para ello se somete a un proceso químico que lo vuelve líquido y aprovechable para el transporte. Además de reducir el impacto ecológico, ayuda a cuidar y alargar la vida del motor.
- Hidrobiodiésel: También conocido como HBO, es un combustible renovable creado a partir de grasas animales y aceites vegetales. Uno de sus aspectos positivos es que puede usarse en cualquier motor de diésel sin problema.
5. Combustible sintético
Este tipo de carburante, también conocido como e-Fuel, es un combustible líquido sostenible, muy parecido a la gasolina, pero obtenido a través de un proceso químico. Para su creación se debe separar hidrógeno y oxígeno, a través de un proceso llamado electrólisis y durante el cual se adquiere el dióxido de carbono. Después, se combina el hidrógeno y el dióxido de carbono para formar metano, que se convertirá en “gasolina sintética”.
Al utilizar CO₂ para su fabricación, lo convierte en un combustible neutro, es decir no produce nuevas emisiones dañinas para el planeta, y una opción muy parecida a la gasolina, pero más ecológica.
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