Las rotondas, también conocidas comúnmente como glorietas, nos aportan una serie de ventajas para nuestra circulación. Poder cambiar fácilmente de vía es una de ellas. Gracias a ellas, el tráfico se vuelve más fluido y ágil. No obstante, también suponen lugares en los que se producen siniestros de manera muy frecuente, debido a la gran interacción de vehículos que se produce en ellas.
Resulta imprescindible saber cómo debemos circular por una glorieta para conseguir maximizar sus ventajas y minimizar sus desventajas. Para ello, no solo necesitamos conocer las maniobras correctas; también deberemos ponerlas en práctica. De esta forma, estaremos contribuyendo a evitar posibles siniestros que puedan afectarnos a nosotros mismos y al resto de conductores con los que compartimos la vía.
Maniobras a la hora de circular por una glorieta
Cuando nos adentramos en una glorieta, debemos adelantar nuestras acciones para poder señalizarlas correctamente. Es por ello que, antes de sumergirnos en ella, debemos tener claro qué salida vamos a tomar. Tan solo así podremos situarnos en el carril adecuado, que facilite nuestro trayecto y evite posibles problemas de circulación.
Si la salida que vamos a tomar está cerca de la vía por la que efectuamos la entrada, deberemos situarnos a la derecha. Si debemos realizar más de media rotonda hasta llegar, deberemos tomar la rotonda a través de la parte izquierda, para poder situarnos en el carril derecho poco a poco, a medida que los carriles situados en la parte externa van quedando libre. De esta manera, evitaremos cruzarnos gran parte de la rotonda en un corto espacio, lo que puede interferir significativamente en el tráfico que circula a través de ella, e incluso detenerlo.
Si la salida que vamos a tomar se aproxima pero aún estamos situados en los carriles centrales o izquierdos, será preferible realizar una vuelta para poder incorporarnos poco a poco, antes que optar por realizar una maniobra que puede entrañar mucho peligro.
Cuestión de prioridades
El código de circulación establece un sistema de prioridades en las rotondas y glorietas que ordena el tráfico que se produce en su interior, minimizando posibles problemas y siniestros.
De esta manera, los coches que circulan por dentro de la glorieta tienen prioridad frente a los que pretenden adentrarse en ella. Por ello, tan solo podremos tomarla cuando el carril por el que vayamos a circular esté libre de vehículos. Deberemos ceder el paso a todos aquellos vehículos que circulan por su interior.
El uso de los intermitentes
Mediante los intermitentes se establece comunicación entre los diferentes vehículos que comparten vía de circulación. Gracias a ellos, podemos anunciar nuestras intenciones, ofreciendo tiempo para que los demás adapten sus velocidades y sus trayectos. En una rotonda, donde la circulación puede darse de manera caótica, el uso de los intermitentes cobra especial importancia.
Por ello, será necesario usarlos para anunciar un cambio de carril o la salida que vayamos a tomar.
Otros elementos que nos podemos encontrar
Es fácil encontrarnos con otros elementos que van a interferir de manera significativa en nuestra circulación. Es el caso de semáforos, peatones y ciclistas, entre otros.
En el caso de los semáforos, deberemos cumplir con las normas de seguridad correspondientes. Los peatones seguirán teniendo preferencia cuando el semáforo correspondiente les ceda el paso, o cuando exista un paso de cebra sin semáforo regulador. Encontrarnos en una rotonda o querer salir de ella por una vía en particular no nos otorga preferencia ante estos otros elementos de circulación.
En caso de circular junto con un conjunto de ciclistas, éstos deben ser considerados como un vehículo. Es por ello que deberemos adelantarlos a todos juntos, y establecer las mismas preferencias de prioridad. Estos ciclistas deberán, también, anunciar sus intenciones en la carretera mediante los signos manuales establecidos, que todo conductor debe respetar en todo momento.
De esta manera, nuestro paso por las rotondas y glorietas se realizará de manera adecuada, minimizando la posibilidad de sufrir siniestros que puedan poner en riesgo nuestra salud y la de los demás, y beneficiándonos de una mayor experiencia de conducción de nuestro coche renting.