Somos muchos los que necesitamos hacer uso de nuestro vehículo en exclusiva para poder llevar a cabo nuestras actividades diarias. Muchos de nosotros pasamos parte del día conduciendo, recorriendo la ciudad de arriba a abajo, muchas veces inmerso en nuestros pensamientos, con algunas distracciones al volante y malos hábitos que realizamos sin apenas darnos cuenta, y que pueden interferir en nuestras acciones. La seguridad al volante es imprescindible para poder disfrutar de una conducción óptima, por lo que debemos realizar todo lo que esté en nuestra mano para usarla completamente a nuestro favor.
Los malos hábitos al volante están a la orden del día. No nos damos cuenta de ellos, pero los realizamos constantemente. Las razones son variadas; creemos que nos facilitan la conducción o nos permiten estar más cómodos. No obstante, la mayoría de ellos interfieren en nuestra seguridad al volante y, en caso de peligro, pueden alargar el tiempo de reacción, aumentando las posibles consecuencias de la colisión o siniestro.
Saber reconocer estos malos hábitos puede darnos la clave para corregirlos y llevar a cabo una conducción más segura. Algunos de ellos son los siguientes:
Apoyar la mano sobre el cambio de marchas
Está claro que, cuando necesitamos cambiar de marcha, debemos hacer uso de la palanca. No obstante, en muchas ocasiones, tendemos a dejar apoyada la mano derecha sobre ella. Es una postura cómoda, si, y aunque la comodidad al volante es importante, en este caso está interfiriendo significativamente en nuestra seguridad.
Separar una de nuestras manos del volante significa dejar todo su movimiento en exclusiva a la otra. Esto dificultaría la realización de un movimiento rápido, si así fuera necesario. Por ello, nuestro volante deberá contar con nuestras dos manos en exclusiva, para poder mover la dirección de manera óptima en función de los requerimientos del momento.
Sujetar el volante por dentro
Suele ser bastante habitual; introducir la mano por su interior y moverlo de esta manera. Ni es seguro ni resulta cómodo, por lo que debe corregirse cuanto antes.
Sujetar el volante desde su interior nos dificulta poder realizar un giro en un momento dado, pues nuestro brazo impedirá que el volante pueda girar correctamente.
La mejor manera de conducir es aquella cuyas dos manos sujetan el volante como si éste fuera un reloj y marcara las 10:10. Esto nos permitirá tener un mayor control de sus movimientos y poder hacer frente a diferentes giros y curvas con una mayor precisión.
Apoyar el pie en el embrague
Apretar el embrague tan solo está justificado cuando necesitemos hacer uso de él para llevar a cabo nuestras maniobras de conducción. No obstante, dejar el pie apoyado en él o abusar de este mecanismo es un hábito muy instaurado y que puede poner en serio peligro la salud de nuestro coche. Además de poder producir daños en él, nos dificultará usar este sistema ante un peligro inesperado.
Los vehículos cuentan con un lugar especialmente creado para descansar el pie cuando no necesitamos hacer uso del embrague, por lo que será aquí donde deberemos apoyarlo.
Apoyar el codo en la ventanilla
Se trata de otro hábito que muchos conductores llevan a cabo, sobre todo en verano. Apoyar el codo en la ventanilla nos permite conducir con una posición muy cómoda, pero poco segura. Con este hábito, nuestro brazo izquierdo queda invalidado; en muchas ocasiones pierde el contacto con el volante y, ante una situación de peligro, dificulta llevar a cabo las maniobras adecuadas y alarga nuestro tiempo de reacción.
Apoyar la cabeza en el asiento
Se trata de otra postura muy cómoda; no obstante, no deberemos llevarla a cabo mientras estemos conduciendo.
La postura más recomendable para conducir es aquella en la que nuestra cabeza permanece alienada con nuestra espalda. Por ello, se recomienda que el asiento no esté demasiado inclinado y que nos permita poder ver con facilidad la carretera.
Cuando apoyamos la cabeza en el reposacabezas estamos modificando esta postura óptima. Nuestro sistema de visión también se modifica, pudiendo tener dificultades para recoger todo lo que ocurre en la carretera. Además, puede producir un exceso de relajación que no resulta adecuada en situaciones en las que debemos mantenernos alerta, como lo es en la conducción.
La mayoría de estos malos hábitos son fácilmente corregibles; por ello, mejorar nuestra seguridad al volante depende de nuestra voluntad para dejar de realizarlos. Mejorando estos malos hábitos mejoraremos, también, la salud de nuestro coche y nuestra experiencia de conducción.